Historia de fundación
Soy originaria de Mérida, Yucatán, y tengo 14 años. Desde pequeña, descubrí mi pasión por ayudar a las personas que más lo necesitan.
Todo empezó una vez cuando fui acompañando a mis padres a la posada de un asilo, servimos comida y llevamos juegos de mesa, estuvimos interactuando con los residentes y jugando con ellos. Desde ese día muchas cosas cambiaron para mi, solía juntar los juguetes que tenia, de hecho era muy raro que estuvieran en mal estado, y a los niños que veíamos en la calle (Por ejemplo los Tarahumaras) les daba los juguetes que llevaba.
Ahora que soy mayor, he podido llevar esta pasión un paso más allá al crear un proyecto con el mismo objetivo que siempre me ha movido: generar sonrisas y llevar un poco de felicidad a las personas que enfrentan circunstancias difíciles. Este proyecto es una extensión de los valores que aprendí desde niña y un reflejo de mi compromiso con la solidaridad y el bienestar de las comunidades más necesitadas.




